Monday, May 08, 2006

cuerpo presente

...la constante caza y persecución em pos de ella, lo había llevado a regiones circulares viciadas de encuentros fortuitos, cuando él bajaba la guardia, y al dejar su finalidad y alejarse del cometido de dar con su sonrisa de ella, su boca, sus ojos, su candor, la encontraba llamámdolo siempre, ella a él; la finalidad de él nunca dormía, pero cuando aletargaba y veladamente, con irrebocable conjunción de situaciones y espacios, animosidades neutralizadas, callando todo cacareo obturante que pudiera renacer lepra, del interior oscuro cavernoso de su cuerpo presente, masa organista que colindaba los roces inmarcecibles, su presente complexión de pecho y miembros, cuando la calle, los edificios, el torrente de ojos que no podían disimular sus almas a los sus ojos de él, cuando dejaba traspasarse, doncellamente, bienaventurado en toda negación de aveztruz, vago y casi enjaulando en una vaporización de gozo desmedido por así no quejarse sino dándo toda su altura y su pose a la miríadas de ojeadores enceguecientes, abismo del reconocer, resaborear y descocer las dúctiles marcas que anquilosara en estrambótica y cenicienta red de piélagos y espuelas que en palomino moribundo, carcomido y urgado por insectos de carnívoro y perentorio determinismo, el leproso que se amiga con los gusanos y les da cobijo y les entrega su carne asqueado, con un rencor carcomedor de royentes colmillos gusanos, bestias sin habla sin adornos, la íntima conjunción de lo pequeño pero desguarecedor y profanador más que caníbales que cosecharan pieles y glandes, senos, úteros, infatigables en su cegación, prolíficos de baba y colmillando las pieles menos posibles.