Emite un pez de atardecer plácido

al encontrarnos celestes orificios, trasnochados

en endechas por tiempos baldíos,

juntos nos recordamos los pasos perdidos

los saltos saltibanquis serse más evolución

contra-entropía

he pensado y pesado en equilibrio

con tus tiernas paredes

he sopesado y mensurado

en relación a tu regla

la duración del fulgor en tus pupilas

el frenesí extático

la huminída dotación de líquidos lubricantes

los ciclos del amor se tributan sin aviso

la llegada de las manos a las uvas

la llegada de la uva a las bocas

puvis, region pluvial, amanecer

desterrado a una persecución ardiente

desde el lecho de los grandes crímenes

más limpio que ala ninguna

descorro las sábanas

calcáreas

la imagen

su pecho abierto, colmena, hoguera calidosa

calidoscópica

el punto último absuelve mis resquemores

en la cima de su hálito

el temblor radical neuronal toráxico

dominio de dobles

súcubos

doblando el cuerpo

como sombras encarnadas

que sudan lloran hienden

prestos a la caza sagrada

y un harén de primas conspiscuas

destilando en la sinapsis

el rumor

de colosales vendimias